Sentires sobre la Paideia oculta y necesaria de Anamaría Hurtado
He leído de manera despojada la Paideia oculta y
necesaria que surge de las imágenes trípticas del Nastagio degli Onesti de
Botticelli. Debo confesar, que más que
leerlas, se ha producido en lo más
secreto y oculto de mi centro anímico un evento conmovedoramente revelador.
Esto que te escribo, con seguridad no está dentro de los parámetros
exquisitamente expuestos de tu visión del cuadro, ni pretende ser una respuesta
o una visión resonante o contrapuesta a lo que expresas en el
escrito. Se trata del sentir de un hombre cuya ánima perdida, lo ha
estado llamando desde ese lugar oculto
pero sin poder (a pesar de todos los esfuerzos) ubicar la vertiente de su voz.
Pero ha sido sobre todo las interrogantes que
abres, el misterio que se oculta dentro del sentido de esas imágenes, el
estupor, asombro, espanto, admiración, las inquietudes que te movieron a
desentrañar e iluminar ese misterio. Es como si en el fondo de mí mismo hubiera
un lago de aguas estancadas por el tiempo, y la mano (tu mano) hubiese removido
las aguas para revelar ese fondo. Esto está constituyendo el hito final de mi
propia Paideia… oculta y necesaria.
La secuencia anímica que vas describiendo sobre
la imagen, trae todos los elementos que la marcan como una Paideia en términos
anímicos y espirituales como la versionó Heidegger. La Paidea de los griegos
originales era una Paideia total, que abarcaba cuerpo y alma como un todo,
siendo que además el aspecto anímico era tomado en toda su abarcante
constitución y potencia a desarrollar. Esto lo entendí viendo en los portones
del templo de Delfos, las inscripciones de Apolo y Dionisio. Esa noche escribí
en mi diario: “soy el mismo y a la vez soy
otro...pero tú siempre eres mi voz, Pitia. El paso lo marca el solsticio de
invierno y el equinoccio de primavera. De manera incesante me transformo para
ti”.
Luego de la “Supremacía de Apolo” mal llamada
así, -pues Apolo no tiene la culpa de que el hombre se parcele a sí mismo- y la
racionalización absoluta del sentir, para convertirlo en un pensamiento
radicalmente luminoso, sin su reverso emocional, el hombre quedó sin las
posibilidades de crear o re-crear a través del arte una imagen abarcante de
sí mismo y del mundo que lo determina
desde el afuera. Ese esplendor luminoso en términos exclusivos y absolutos,
tiene su hito en el renacimiento. Esa
vuelta hacia la edad de oro griega, que en realidad no es a esa verdadera edad
de oro, en donde como te dije todo era asombro y el hombre era una unidad
contrastante.
Tu sentir sobre esta obra absolutamente apartada
de ese ideal renacentista y de la línea estética del propio Botticelli, nos
evidencia que ese retorno a la edad de
oro griega de los renacentistas, no es precisamente así. Botticelli recurre y se refugia en la sombra
para revocar este destello enceguecedor de la luz frontal sobre los ojos y
sobre el alma. El alma solo se puede entender desde la sombra y ese
entendimiento estará sujeto a una dinámica de desarrollo que la integre a la
luz pero desde sus orígenes, como un todo. Ese proceso es precisamente lo que
tú denominas Paideia oculta y necesaria. Oculta pues se fragua en las sombras y
necesaria pues sin este recorrido, no será posible el alma pueda completar su
desarrollo y actualizar su potencia.
El arte es indudablemente ese proceso por
excelencia que nos revela y nos expresa a través de las imágenes, la
secuencia de estos procesos anímicos.
Sin embargo, el arte nunca será suficiente en primera instancia, para
representar en una sola visión, las instancias y las secuencias que los
conforman, si el arte a su vez, no está imantado con ese proceso que va
desarrollando paralelamente el alma, concretamente en este caso el alma del
artista. En otras palabras la lectura de este asombro tuyo, por lo inexplicable
en una primera visión de estas imágenes Boticcellianas, nos muestra la
evidencia de que el alma y el arte nunca expresarán verdades inmutables ni
estáticas. El alma al final de cuentas es precisamente ese recorrido, ese
experiencia que se cristaliza en el recorrido que va desde la sombras a la luz.
Al final de ese recorrido no habrá contradicciones, sino sentido, ese sentido
intrínseco de la creación y que el arte replica de manera asombrosa.
Extraordinaria esta conjunción entre los
procesos de la psique y el arte que develas de una manera original, pues esa
conjunción en principio pareciera como lo sugiere el título de tu escrito,
oculta.
Viendo unos de los autorretratos que se hiciera
el mismo Botticelli, hice una conexión inmediata con todo lo que expones dentro
de esa Paidea oculta y necesaria que todo artista debe experimentar para lograr
el máximo desarrollo de su alma, de su psique y en consecuencia de su arte. El
hecho de que además recurra a un tríptico de paneles en secuencia, nos dé una
evidencia de esta revelación que Botticelli acoge en el sentido de la dinámica
misma de la Paideia o estructuración del alma y sus transmutación que la
llevará desde lo emocional más primario, hasta lo espiritual.
Como a fin de cuentas el arte es un acto
amoroso, un acto pleno de erotismo y seducción, debemos entender que ese
impulso amoroso no es abstracto, no tiene por si solo sentido si no hay
trascendencia, desarrollo, transformación, transmutación. No se trata aquí de
jerarquías de planos entre lo emocional y lo espiritual. Al contrario el arte
es una síntesis que contiene todo eso y lo expresa en su imagen finalmente
desarrollada en mayor o menor medida. El cuerpo devenido en espíritu y
viceversa.
Recordando a Jung cuando habla de la belleza
desde el punto de vista estético, éste la asimila al amor y a la verdad, como
resultado final de todas las integraciones. “La
belleza y la verdad como atributos de la fuerza amorosa se pone de manifiesto
tanto más plenamente cuanto mayor cantidad de instinto sea capaz de contener.
Pero cuanto más sofoque el instinto al amor más sale a la luz el animal. El
amor se revela empíricamente como la fuerza del destino por excelencia, tanto
si aparece como vulgar concupiscencia o como la afección más espiritual. Es uno
de los móviles más poderosos en los asuntos humanos. Cuando se lo considera
“divino”, entonces esta denominación se le aplica con todo derecho, pues a lo
más poderoso en la psique se le llamó desde siempre “Dios”. Siempre y en
todas partes se llamó divino a lo que posee la máxima potencia psíquica. Sin
embargo, Dios siempre es contrapuesto a las personas y se lo diferencia
expresamente de ellas. El amor, con todo, es algo común a ambas partes. Este
mundo solamente es vacío para aquel que no sabe dirigir su libido a las cosas y
personas para hacerlas vivas y bellas.”
Aquí no hay desprecio o juicios de valor sobre
ninguna de las instancias que nos lleva al final de ese recorrido que Heidegger
llamaba “Building” en su concepto de Paideia y que Jung llama individuación.
Tal vez por ello los autorretratos iniciales de
Botticelli a su propia imagen, como la de casi todos los artistas, inicialmente
son de su rostro. Pero una auto-mirada
del alma o del ánima es mucho más difícil.
Dentro de mí, ha surgido con mucha certeza, por
el sentir de tu escrito que finalmente Simonetta Vespucci no es otra cosa que
el “ánima” de Botticelli, su propia alma. La imagen total del ánima de
Botticelli no estaría completa, sin que de alguna manera él no se propusiera a
plasmar todas las instancias de ese recorrido que yo llamo alma.
Simonetta Vespucci es todo eso…es la Venus, el
rostro luminoso, la encarnación de la Gracia, lo espiritual inalcanzable, pero
también es la mujer envuelta en la pasión, exigente, reclamante, determinada y
determinante, maltratada, hechicera, maga, devoradora, causa y efectos de todas
las desdichas de hombre y por lo cual debe ser castigada. Pero sobre todo es la
dueña de la emoción su inspiradora, la intermediaria, el agente de
transformación y su destino.
Algo tenía esta mujer que conmovió no solo a
Botticelli, si no a los hermanos Ghirlandaio, a Piero di Cosimo, Lorenzo y
Julio Medici y a casi la totalidad de los hombres de su época (artistas o no).
Para la visión extrema y excluyente luminosa de esos hombres, la aparición de
una mujer como esta, portadora de todos los elementos emocionales, les debió
causar un efecto devastadoramente potente, como para temerle, como para asumir
de manera inconsciente una postura de defensa, de agresión defensiva.
Estos artistas, estos hombres, abren los ojos a
la luz de manera desmesurada por temor a las sombras. Pero a fin de cuentas, si
hacen el recorrido completo de esta Paidea, terminarán conmovidos y en un
estado de auto-perdón y de auto-reconocimiento de esa alma.
El primer maltratador del alma es, en una primera
instancia uno mismo. El artista debe “necesariamente” forjar esa ética del alma
para poder preservarla de su propio maltrato. Esta metáfora se cumple en la
realidad con el maltrato a lo femenino y más concretamente con el maltrato a la
mujer. No es casual, que este tríptico sea un regalo de bodas, acto que en ese
entonces era la entrada de una mujer a los dominios sin límites del hombre.
Cualquier consideración o cesión que se tuviera con el acontecer emocional de
una mujer, era considerado como un rompimiento del límite permitido en todos
los ámbitos. De hecho la tan asumida ambigüedad sexual de muchos de los
artistas del renacimiento surge de la imposibilidad de la sociedad para
explicar la extrema sensibilidad que los penetraba.
Leyendo tu Paideia oculta y necesaria, no solo
estoy entendiendo ésto para el caso de Botticelli, si no para mí propio proceso
de formación y desarrollo del ánima… de mi propia alma primeramente como hombre
y después como poeta. Y me pregunto, como se trasciende la imagen del alma para
verla, para distinguir su imagen?. Esto no podría ser de otra manera que a
través de ese proceso que la impulsa a desarrollar sus potencialidades y a
integrar lo emocional con lo espiritual en una sola vivencia.
Viendo el autorretrato del rostro físico del
Botticelli joven que te inserto al inicio de estas confesiones, me hago a mí
mismo estas preguntas. Cuáles son los estadios de desarrollo de un artista en
correspondencia con el desarrollo o la Paideia de su alma?, como se refleja
esto en las imágenes, pintadas, esculpidas, escritas o soltadas al viento? En
el autorretrato quien te mira?. "La mirada del otro". El otro que no
eres tú pero que a la vez eres tú mismo, tú doble? Qué ves o que buscas ver en
el autorretrato? una parcialidad de tus elementos, imágenes dispersas y
diversas o la imagen unificada de ti mismo...y la pregunta de oro: quién ve?
En las charlas de
la escuela del fotógrafo Roberto Mata, hice varios ejercicios de
auto-retratarme. En un principio el proceso fotográfico me dio en sí-mismo
muchas respuestas. La imagen en este caso, se produce por la conjunción de lo
blanco con o negro, es decir la luz y la sombra. La luz recoge la imagen, pero
la guarda en la sombra. Esta imagen, en un ritual casi en su totalidad
“Alquímico”, se re-vela o devela en el cuarto oscuro (así lo llaman los
fotógrafos)
Todo esto me
resuena de manera poderosa con lo que hemos venido conversado, con el fenómeno
especular, los espejos, las aguas, la transformación de la doncella púber y sus
posteriores etapas de la misma, hasta la final integración.
Un alumno de esas
charlas, psiquiatra me hablaba de ese estadio púber, narcisista, de lo doble,
de lo especular que marcaba y determinaba este estadio del ser humano,
hablándome también de la teoría del espejo en los niños que elaboraba Lacan.
Siendo tu Psiquiatra, es un atrevimiento exagerado el mío de hacerte estos
comentarios en el contexto de la psique en términos académicos, pero de una
manera muy intuitiva siento que al final todo converge en la pisque.
Freud hablaba de este proceso dentro de los términos de su teoría de la transferencia, tratando el tema como una patología narcisista de sus pacientes... aunque es muy cierto que el hecho de no poder avanzar en este recorrido o Paideia de alma, y estancarse en él, puede constituirse en una patología, personalmente me resuena más la dimensión narcisista de Jung cuando habla de esos mecanismos de transferencia
La posición de
Jung como analista, es que necesariamente y por la fuerza propia de psique,
(aquella que no controlamos por la conciencia) estas auto-miradas o
autorretratos contienen elementos plasmados y que se relejan no necesariamente
mediante imágenes personales, sino más bien en imágenes arquetipales... aquí no
necesariamente la dimensión narcisista sea una patología, y además es muy
difícil que la transferencia tengo mucho que hacer con este proceso de
auto-mirada, pues en principio el arquetipo de narciso conlleva una
imposibilidad de transferir, de trascender... en este caso la transferencia
hacia el otro es casi imposible. Narciso, no solo se auto-ve, si no que desea
amorosamente besar ese reflejo, esa imagen. Aquí es donde te digo que entran la
"inmanencia" y la "trascendencia" y por supuesto la
metáfora más expresiva de estas interacciones, el amor: la mayor de las
transcendencias. Es el primer estadio del amor... En el Amor a sí-mismo, el Amor
se mantiene como fenómeno puramente inmanente, pues el sujeto amante y el
objeto de ese Amor se confunden, es uno solo, y por lo tanto no necesita de la
trascendencia para perfeccionarse a sí mismo, dando lugar a que no existan
conflictos internos causados directamente por esta clase de Amor. Los problemas
empiezan, cuando nos caemos dentro de la fuente.
Si estamos
hablando de autorretrato a través del proceso de creación artístico, de una
estadio inicial de esa Paideia necesaria, cabe más una posición arquetipal de
estos procesos de transferencia en términos narcisistas que la patológica...el
arte y el psicoanálisis van hoy en día de la mano. La psique solo se explica a
si misma a través del arte.
Como te dije, por intuición poética, siento que la
psique es un elemento que se va desarrollando que se va transmutando,
transformando. Cuando el ser humano trasciende su reflejo solamente referido a
la dimensión Narcisista, está en una primera instancia, no ha empezado todavía
ese proceso de formación de la "personalidad" de la individuación, de
la integración, del “Self”, y mucho menos la trascendencia de una imagen
unificada de sí mismo....por eso los autorretratos que solo reciben nuestra transferencia
dentro del ámbito la dimensión Narcisista, son aquellos primeros que nos
hacemos, las primeras imágenes de nosotros mismos...simple transferencia, sin
que haya todavía trascendencia propiamente dicha de los elementos esenciales
que nos irán constituyendo a medida que maduramos y nos transmutamos...
Un autorretrato
para mi es una imagen del momento, de ese momento específico. Solamente será
completo (luces y sombras) si para el momento de la auto-mirada estamos
integrados o en el proceso de...
Se me antoja creer, que como no somos estáticos si no dinámicos (tanto en nuestro cuerpo como en nuestra psique), lo importante en las auto-miradas, incluso los autorretratos fotográficos, es lo que sale plasmado o marcado en el rostro y la mirada de ese proceso de maduración... que si la hacemos en un hito clave de la vida reflejará, más que la imagen netamente del momento, y con seguridad, la propia trascendencia (que no simple transferencia), la cual será en este caso menos Narcisista y más unificada (incluída la tan importante dimensión Narcisista ya desarrollada y trascendida)
En la instancia
Narcisista de la vida, prevalece sobre casi todo esa dimensión. Sin embargo,
aún allí hay una Eco. No hay Narciso sin Eco. Qué importante entonces buscar el
reflejo fiel, el mejor espejo para ver y entenderse. Ese es el riesgo, mirarse
en espejos que pervierten la mirada, que nos engañan...lo que yo llamo la
ignorancia de Narciso, Pues el nunca supo que esa imagen reflejada era la suya.
De allí lo importante de la conciencia de cual y como es nuestra imagen...saber
que ese reflejo donde nos auto-miramos, es nuestro, sin engaños...darnos
finalmente esa mirada a nosotros mismos, ese autorretrato final y abarcante.
Para no agobiarte
mucho con estos sentires, tal vez lo último que puedo expresar, es que
Botticelli como buen artista, tiene que ser visto e todo su desarrollo, en todo
su recorrido. Este empieza con el auto-retrato de su rostro, pero de manera por
demás conmovedora, este asume con valor, que el proceso de su Paideia final
debe acercarse de manera despojada a ese otro aspecto oculto de su ánima, y
desde allí, poder asumirla con integridad, con un compromiso total y como digo
siempre y reiteradamente, abarcante. Conmovedor también el hecho de que después
de esta integración anímica y amorosa, este hubiese decidido reposar a los pies
de Simonetta, como gesto de sentirse en matrimonio interior y amoroso con su
ánima.
Edgar Vidaurre
No sé qué decirte, (aparte de pedirte disculpas por el atrevimiento de rozar el tema de la psique). Sólo confesarte que me dejas profundamente transido y conmovido, pero sobre todo agradecido por esa impactante revelación que lleva como te dije a mi alma a persistir con fe en el recorrido de su Paideia “oculta y necesaria” ...aunque somos una unidad, esta gira en torno al alma. Es allí donde se produce todo. El Alma es todo. Es el origen y el destino. Es también el camino de retorno, el recorrido.
Edgar Vidaurre
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